Del Libro: Enseñanza y aprendizaje
de lenguas modernas e interculturalidad
F. Cerezal, Editor. Madrid: Talasa, 1999.
"Proyecto de sensibilización a otras lenguas".
Teresa Moreno, Inmaculada Rodríguez y Carmen Sanz (Coordinadora)
Teresa Moreno, Inmaculada Rodríguez y Carmen Sanz (Coordinadora)
Justificación
El castellano es una lengua que, debido a su evolución tiene unos 25 sonidos diferentes, frente a otras próximas, francés , inglés, alemán, cuya gama de sonidos es superior a 40. Cuando a un castellano hablante adulto, que no ha estado en contacto con lenguas extranjeras en edad temprana, le llega un sonido que no existe en su lengua, reacciona identificándolo con el sonido más próximo de los que es capaz de oír y así lo repite, por ejemplo la «V» la percibe como «B» y así la pronuncia, confunde la labiodental sonora con la bilabial sonora porque aquel sonido ya no existe en castellano; sin embargo esta no distinción no se produce entre las sordas correspondientes, nadie confunde el sonido «F» con el sonido «P».
La finalidad de este proyecto es que los niños oigan sonidos que no existen en su lengua materna y que al «oírlos» se abra como un «canal de entrada» en su órgano auditivo, para que tengan una representación en su cerebro y, en etapas posteriores de su vida, puedan identificar esos sonidos y estén en condiciones de repetirlos, facilitando, así, el aprendizaje de otras lenguas.
Este proyecto pretendía, por tanto, educar el «oído» del niño cuando es posible hacerlo sin esfuerzo ni trauma alguno, como ha aprendido la lengua materna: oyendo sin obligarlo a escuchar.
No se trata de un acto pedagógico cuyo objetivo sea la enseñanza/aprendizaje consciente de lenguas extranjeras, sino de seguir educando la capacidad de escucha del niño, y de ponerle en contacto con otras culturas, que las conozca y que al conocerlas las respete y sea consciente, también, de su propia cultura y de las diferencias que entre ellas pueda haber.
Este acto pedagógico se puede considerar una sensibilización, frente al aprendizaje, que no se rechaza. La sensibilización se apoya en los conocimientos que el niño tiene en lengua materna, conocimientos que va enriqueciendo de forma natural y espontánea. El paso intermedio entre sensibilización y aprendizaje sería una fase de pre-aprendizaje en la que se trataría de potenciar el desarrollo tanto de los aspectos cognitivos como de los metacognitivos.
Objetivos
Los objetivos del proyecto eran:
1. Preparar la percepción auditiva de los niños a una diversidad lingüística.
2. Abrir su mente a distintas culturas, hacerles conscientes de las diferencias y desarrollar en ellos el respeto hacia el Otro.
Metodología
La metodología estaba determinada por los objetivos del proyecto. Se trataba de que oyeran, pero de que oyeran de forma natural, del mismo modo que oyen canciones o pequeños poemas en la lengua materna.
Las actividades propuestas tenían únicamente soporte auditivo, especialmente musical, aunque no se descarta en etapas posteriores apoyarse en documentos icónicos.
Dada la edad de los niños y su limitada capacidad de atención, es preferible ponerles las canciones mientras realizan una actividad que requiera una concentración personal: resolver un puzzle, hacer un dibujo, modelar con plastilina, etc. Actividad que al permitir un cierto silencio ambiental, hace que la grabación les llegue de forma más nítida, sea consciente o inconscientemente.
Aparte las condiciones anteriores es conveniente que:
- la música sea sencilla, con mucho ritmo y escasa orquestación;
- las letras de las canciones sean cortas y que dominen los sonidos fuertes, contundentes, onomatopéyicos;
- la repetición de los sonidos sea frecuente;
- la audición no supere un tiempo de 4 ó 5 minutos, para evitar el cansancio;
- sea a la misma hora, para que asocien tarea y sonido.
Desarrollo de la experiencia
Se llevó a cabo utilizando el mismo método en dos clases de edades diferentes (niños nacidos en el primer semestre de 1993 y en el segundo semestre de ese mismo año).Las educadoras incluyeron la actividad en su programación de aula. Se pudo seguir la experiencia, no sólo día a día, sino casi minuto a minuto; tanto Teresa como Inmaculada anotaron en sus respectivos cuadernos las reacciones personales de cada niño.
Para comenzar se eligió la canción «Dur dur d'être bebe!» por varias razones: está interpretada por un niño y la voz les acercaba a él, la música tiene ritmo fácil y es repetitiva, las frases son cortas, dominan los imperativos y el léxico es, en general, monosílabo o bisílabo. Se acordó poner la canción coincidiendo con una actividad individual: trabajo con plastilina, colorear, etc, y procurando que fuera todos los días en un momento similar, y, sobre todo sin prevenirles de que algo nuevo iba a pasar, ni pedirles una atención especial para aquella canción.
Incidencias del día a día
El primer día debido al ritmo de la canción hubo distintas reacciones:
* En el aula de los pequeños unos empezaron a moverse como si estuvieran bailando, pero sin dejar de tocar la plastilina, otros no mostraron ningún interés. Cuando la canción acabó, todos aplauden y dicen: ¡Bien!.
* En el aula de los mayores unos empezaron a bailar en la silla, otros mueven los brazos y chascan la lengua, uno dice «yu, yu». Al acabar todos aplauden y piden que Inmaculada vuelva a poner la canción.
Poco a poco los niños se van familiarizando con la canción, hasta el extremo de repetir palabras que ellos oían, como:
* Una niña en la clase de los pequeños, a los 15 días, dice: «e cosi e cosa». Todos anticipan cuando la canción va a terminar, aplauden y dicen:«¡Bien!» y «¡Se acabó!»
* En la clase de los mayores a los 15 días comienzan a repetir palabras que oyen. Una niña, cuando en la canción dice «pas d'accord», repite «caracol» y con la plastilina hace churros que se parecen a un caracol.
A la vuelta de las vacaciones de Navidad, se decidió no poner la canción para observar la reacción de los niños y lo curioso es que fue casi la misma en las dos clases:
* A la hora de la comida una niña de la clase de los pequeños dijo a su educadora: «Teresa ¿porqué no nos pones esa música que me da mucha risa?». Teresa le pregunta: «¿Qué música?» y varios niños contestan: «La del niño». Al volver a ponerles la canción, ellos van ampliando el numero de expresiones de la canción
* También en la clase de los mayores, hubo reacción; una de las niñas dijo a Inmaculada: «Pon la canción del bebe», y el mas pequeño de la clase empezó a tararear y decir. «¡Hola bebe, hola bebe!» y «posi, posi».
Al final de mes empiezan a dar signos de cansancio de la canción y a no mostrar ningún interés, por lo que se decide, después de un intercambio entre educadoras y coordinadora interrumpir la canción de «Dur Dur d'être bébé», y retomar las canciones en castellano para ver qué pasa; la sorpresa fue que no mostraron ningún entusiasmo y reclamaron, a su manera, volver a canciones en francés.
Se programó «Cache, cache» y se decidió darle otro tratamiento: Se colocó a los niños en corro y se les explicó que al oír cache, cache, se taparan la cara y que se destaparan al oír un, deux, trois. Al mismo tiempo las educadoras hicieron dibujos de los animales que aparecen el la canción: elefante, cocodrilo, ratón, peces... Cuando el nombre del animal se oía, les enseñaban el dibujo para que los identificasen.
Al cabo de poco tiempo los niños identificaron los nombres de los animales tanto en español, como en francés. La anécdota es que al ratón le decían «SUGUI» y a los peces «PUASON».
En mayo se hicieron dos experiencias:
- Una consistió en ponerles cintas en otras lenguas: inglés, checo, polaco, tagalo, etc... No mostraron ningún interés por las nuevas lenguas, aunque en inglés intentaron decir algún sonido.
- La otra fue proponer a la tutora de una clase de niños mayores, de 3-4 años, que participaran en la «escucha» en el transcurso de una actividad conjunta: hacer cestas de plastilina y arcilla para la exposición de cerámica de final de curso. Sin decirles nada pusieron la canción de «Cache, cache» observando las reacciones de unos y otros. Los niños de 3-4 años se quedaron serios con aire de no entender nada; en cambio, los «iniciados» empezaron a reírse, y a decir en francés el nombre de los animales.
Finalmente, como una anécdota más, uno de los últimos días de curso, Inmaculada, la tutora de los mayores, al final de la comida les dijo que se habían portado bien y les iba apremiar con una gominola (golosinas que en cada visita les llevaba Carmen Sáez y que al dárselas les ofrecía si querían «un bonbon rouge» o «un bonbon noir»). Al ver las gominolas una de las niñas dijo: «¿ A qué me vas a dar una bolita nua?» y otro dijo: «¿Y a mí me darás una guye»?.
Evaluación
Las educadoras consideran la experiencia positiva porque:
- los niños empiezan a oír y a discriminar otros sonidos distintos a los de la lengua materna;
- no sienten asombro ante lenguas diferentes a la suya;
- aceptan que algo pueda decirse de otra manera;
- aumenta su autoestima al sentirse capaces de comprender más que los demás.
También los padres han valorado positivamente que sus hijos, en casa, cantaran y repitieran como propio lo que habían aprendido en clase. Hay en la escuela más educadoras interesadas en participar en el proyecto. Sin embargo, si en una primera etapa, puede repetirse lo que se ha realizado ese curso, con los arreglos y rectificaciones necesarios para los alumnos que lo han hecho, es imprescindible ir un poco más allá; habrá que planificar y programar un aprendizaje espontáneo, consciente y organizado sin que ello suponga una carga en el trabajo de los niños.
La sensibilización a otras lenguas es una experiencia realizada con niños de 2 a 3 años, en la Escuela Infantil «Jardines de Aranjuez» de Aranjuez (Madrid), por las educadoras Teresa Moreno e Inmaculada Rodríguez, coordinadas por Carmen Sáez a partir del curso 1995-96.